La piel es a la vez barrera protectora, medio de contacto y comunicación con el exterior.
Como límite físico entre el organismo y el ambiente, mantiene la homeostasis o equilibrio interno. Esta barrera protectora, defiende el interior del organismo de las agresiones externas, y para ello posee varias estrategias: su estructura, el potencial eléctrico de su superficie y la microflora que convive con ella de forma simbiótica (colaboración mutua).
Recibe información del medio que la rodea a través de los objetos con los que contacta. La piel capta a través de terminaciones nerviosas especializadas llamadas receptores sensoriales: texturas, formas, presión, vibración, dolor, y cambios de temperatura.
Las sensaciones táctiles son generadas por el movimiento de los pelos y deformaciones de la superficie en diferentes grados. Los estímulos táctiles (como el resto de los estímulos sensoriales) son recibidos e interpretados por el sistema nervioso mediante elaborados mecanismos; uno de estos mecanismos es comparar la experiencia con experiencias previas. Cabe señalar que hay muchos factores, entre ellos culturales, que determinarán si las percepciones resultarán placenteras, no placenteras, o neutras.
La piel tiene un papel importante en la comunicación social (interpersonal) a través de su aspecto y olor. Gran parte de la comunicación no verbal está dada por los cambios en el color y el brillo de la piel. Además a través de la piel se secretan feromonas, sustancias volátiles que transmiten señales.
Existen diferentes grados de sensibilidad táctil en la piel según la región del cuerpo; es mucho mayor en las manos y el rostro (sobre todo labios y orejas), debido a que la proporción de corteza cerebral dedicada a estas zonas es más grande. La sensibilidad general de la piel varía mucho entre personas, y la agudeza de sensibilidad se puede incrementar estimulando la piel a través del tacto, provocando que el sistema nervioso incremente así las zonas neurales correspondientes.
La comunicación a través del contacto es muy importante en todos los mamíferos. Se expresa por primera vez con la madre, en el acto protector de abrazar al bebé. Además de ayudar a regular la temperatura corporal, el abrazo permite al recién nacido sentir el latido del corazón de su madre como lo hacía dentro del útero.
Las caricias constituyen un lenguaje en sí mismo, y la interacción producida por el contacto piel con piel puede llegar a ser la primera experiencia placentera que nos permita desarrollar la capacidad de relacionarnos con otros seres.
Desde Ciclo Vital te invitamos a que acaricies tu piel con nuestros productos, para que el momento del cuidado personal sea una experiencia sensorial, y a través de ella evoques, recuerdes y desarrolles el potencial de tu piel.
Imagen Isaias Vicisso
Como límite físico entre el organismo y el ambiente, mantiene la homeostasis o equilibrio interno. Esta barrera protectora, defiende el interior del organismo de las agresiones externas, y para ello posee varias estrategias: su estructura, el potencial eléctrico de su superficie y la microflora que convive con ella de forma simbiótica (colaboración mutua).
Recibe información del medio que la rodea a través de los objetos con los que contacta. La piel capta a través de terminaciones nerviosas especializadas llamadas receptores sensoriales: texturas, formas, presión, vibración, dolor, y cambios de temperatura.
Las sensaciones táctiles son generadas por el movimiento de los pelos y deformaciones de la superficie en diferentes grados. Los estímulos táctiles (como el resto de los estímulos sensoriales) son recibidos e interpretados por el sistema nervioso mediante elaborados mecanismos; uno de estos mecanismos es comparar la experiencia con experiencias previas. Cabe señalar que hay muchos factores, entre ellos culturales, que determinarán si las percepciones resultarán placenteras, no placenteras, o neutras.
La piel tiene un papel importante en la comunicación social (interpersonal) a través de su aspecto y olor. Gran parte de la comunicación no verbal está dada por los cambios en el color y el brillo de la piel. Además a través de la piel se secretan feromonas, sustancias volátiles que transmiten señales.
Existen diferentes grados de sensibilidad táctil en la piel según la región del cuerpo; es mucho mayor en las manos y el rostro (sobre todo labios y orejas), debido a que la proporción de corteza cerebral dedicada a estas zonas es más grande. La sensibilidad general de la piel varía mucho entre personas, y la agudeza de sensibilidad se puede incrementar estimulando la piel a través del tacto, provocando que el sistema nervioso incremente así las zonas neurales correspondientes.
La comunicación a través del contacto es muy importante en todos los mamíferos. Se expresa por primera vez con la madre, en el acto protector de abrazar al bebé. Además de ayudar a regular la temperatura corporal, el abrazo permite al recién nacido sentir el latido del corazón de su madre como lo hacía dentro del útero.
Las caricias constituyen un lenguaje en sí mismo, y la interacción producida por el contacto piel con piel puede llegar a ser la primera experiencia placentera que nos permita desarrollar la capacidad de relacionarnos con otros seres.
Desde Ciclo Vital te invitamos a que acaricies tu piel con nuestros productos, para que el momento del cuidado personal sea una experiencia sensorial, y a través de ella evoques, recuerdes y desarrolles el potencial de tu piel.
Imagen Isaias Vicisso